La reforma fiscal del G7 o Grupo de los 7 afectará a los paraísos fiscales y a las grandes transnacionales, consideraron varios expertos.
Los ministros de Finanzas de los países ricos han impulsado la llamada reforma fiscal del G7 creando los impuestos globales. Reunidos en Londres, aprobaron colocar un impuesto mínimo de, al menos, el 15% para las empresas multinacionales. Además, el G7 también exigirá que esas empresas paguen impuestos en cada territorio donde generen ventas y no solo donde tengan su sede física.
De acuerdo con el ministro de Finanzas del Reino Unido, Rishi Sunak, el G7 había “llegado a un acuerdo histórico con el fin de reformar el sistema fiscal mundial para adecuarlo a la era digital mundial y, fundamentalmente, garantizar que sea justo para que las empresas adecuadas paguen los impuestos correctos en los lugares correctos”.
La Administración Biden, a través de la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, fue una de las impulsoras del nuevo acuerdo. Washington considera que ahora las empresas estadounidenses no podrán seguir trasladando sus ganancias a países con menor carga fiscal. El dinero que recaudaría el IRS, Biden dijo que pretende emplearlo para mejorar la infraestructura de país.
No obstante, en sus declaraciones, Yellen trató de presentar al acuerdo como algo favorable no para el gobierno, sino para los ciudadanos estadounidenses. “Ese impuesto mínimo mundial pondría fin a la carrera a la baja en los impuestos corporativos y garantizaría la equidad para la clase media y los trabajadores en Estados Unidos y en todo el mundo”, aseveró.
¿Quiénes se verán afectados por la reforma fiscal mundial?
Los principales perdedores son las grandes empresas tecnológicas, como Apple, Facebook y Google. También pierden las empresas energéticas, farmacéuticas y la gran banca. Ya no podrán seleccionar en qué territorio tributan por sus beneficios, ni a qué tipo, sino que deberán pagar una tasa única.
No obstante, la primera reacción de estas poderosas empresas, al menos públicamente, ha sido de apoyo al acuerdo. Según Nick Clegg, vicepresidente de asuntos globales de Facebook, su empresa “había pedido durante mucho tiempo la reforma de las normas fiscales mundiales. Damos la bienvenida al importante progreso logrado en el G7”, aclaró.
Mientras, Google dijo que apoyaba el trabajo de actualización de las normas tributarias y que esperaba que “los países continuaran trabajando juntos para garantizar que pronto se finalice un acuerdo equilibrado y duradero”.
Amazon también dio su apoyo y aclaró que “un proceso liderado por la OCDE que cree una solución multilateral ayudará a traer estabilidad al sistema tributario internacional. El acuerdo del G7 marca un paso positivo en el esfuerzo para lograr este objetivo. Esperamos ver que las discusiones continúen avanzando con la alianza más amplia del G20 y el Marco Inclusivo”.
¿Quiénes ganan con la reforma fiscal del G7?
Los perdedores son las jurisdicciones con políticas fiscales amigables. Por ejemplo, Irlanda logró atraer a grandes empresas internacionales al ofrecerles una tasa impositiva corporativa del 12.5%. Ahora, en virtud del acuerdo del G7, esta estrategia económica no será tan efectiva. Por tanto, lógicamente Dublín expresó sus dudas sobre la propuesta del G7.
Otros países perdedores, en Europa, serán Hungría, que cobraba un 9% a las corporaciones y Suiza, con un 8.5%.
Los grandes ganadores han sido los gobiernos de los países más desarrollados. La crisis del coronavirus ha disparado el gasto público. Esta nueva medida llega como un salvavidas. De acuerdo con estimados del Tax Observatory, la reforma fiscal aportará a la Unión Europea 48.700 millones de euros anuales. Por ejemplo, España obtendrá 700 millones de euros.
La propuesta del G7 tiene que recibir el visto bueno del G20 y, también, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Los expertos consideran que ambos grupos aprobarán el acuerdo, por lo que, si bien la implantación de la reforma podrá demorar un poco, lo cierto es que, definitivamente, entrará en vigor.
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